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miércoles, 15 de octubre de 2008

La Selección no liquida y cava su propia tumba


La Prensa

En vez de jalar el gatillo y disparar el tiro de gracia a un moribundo, Bolivia más bien colaboró para que Uruguay se repusiera, le dio los primeros auxilios, y una victoria que la tenía en el bolsillo gracias a dos estupendos goles de Martins en la primera etapa, la rifó en la segunda permitiendo el empate (2-2), que al iniciarse la segunda rueda de las eliminatorias no hace otra cosa que enterrar —salvo milagro— las esperanzas de clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010.

La igualdad de ayer en Miraflores no es una más, sino que conduce inevitablemente a pensar en lo peor, en la eliminación, porque otra vez la Selección dejó escapar puntos como local —dos ante Colombia, tres frente a Chile y otros dos ante Uruguay— y ya son siete en total que la alejan de la zona alta y ponen muy cuesta arriba su chance. De manera que, con los pies puestos sobre la tierra y más allá de lo que dicte la “matemática” (los números dicen que todavía se puede), lo mejor es hacerse a la idea de que esta historia ya ha terminado.

Un partido, un resultado como el de ayer, es capaz de echar todo por la borda. De nada le sirve a Bolivia la victoria ante Perú, si a vuelta de hoja dejó ir de casa otros dos puntos, porque en el balance final de esta doble fecha, el haber ganado cuatro unidades no ha hecho más que sacarla del último lugar de la tabla, pero no proyectarla a la zona de clasificación, como hubiera ocurrido si sumaba los seis.

Lo peor de todo es que el resultado —sin desconocer el esfuerzo uruguayo, o la inteligencia de los “charrúas” para manejarse en el partido— es la cosecha de lo que sembró la Selección Boliviana, atada a una línea futbolística carente de explosión y de ideas, contemplativa ante un rival temeroso o excesivamente cuidadoso, basada —a diferencia del primer tiempo con Perú— en las individualidades (las escapadas de Reyes, alguna genialidad de Joselito y, finalmente, los cabezazos de Martins) sin que apareciera el juego de conjunto.

Ante los peruanos, los bolivianos entraron a “matar”. Frente a los uruguayos, en cambio, a estudiar lo que proponía el rival, y el juego defensivo de éste alejó por lo general los peligros de su área, aunque no pudo controlar a un Martins iluminado.

Antes de que se produjera el primer gol boliviano, salvo una entrada de Reyes, eludiendo a tres y cuyo centro no pudo conectar nadie, Uruguay —de contragolpe— tuvo dos opciones, en la segunda Arias evitó la caída de su arco.

Al cumplirse el primer cuarto de hora, un centro al área de los “charrúas” provocó un rechazo corto de Lugano, la pelota le quedó a Martins, quien dio media vuelta y de zurda mandó el esférico lejos del alcance de Castillo.

El 1-0 —hay que anotarlo— no fue producto de una insistencia ofensiva boliviana, sino de una casualidad.

Durante los 10 minutos posteriores se produjo el corto lapso en el que Bolivia fue superior, y su chance de aumentar la cuenta creció, pero su juego no convenció, pues siguió teniendo temores, y acto seguido bajó las revoluciones para volver a lo del principio, al accionar instrascendente y sin profundidad, incluso a la imprecisión. Otro contragolpe (30") exigió otra gran acción de Arias, evitando el empate. A esas alturas daba la impresión de que el score no se movería hasta el final. Sin embargo, un centro de García, a los 42 minutos, encontró de nuevo a Martins, quien entró al área como Pedro por su casa y cabeceó el balón para el 2-0.

Lo que dijeron Erwin Sánchez, en el vestuario boliviano y Óscar Tabárez, en el uruguayo, durante el descanso, es algo que quedará entre ellos y sus jugadores; aunque de lo que ocurrió en el segundo tiempo se desprende que el pensamiento de uno fue conservar la ventaja y el del otro, arriesgar.

El resultado de eso fue un obsequio de Bolivia a Uruguay en todos los sentidos. Mientras había un jugador, Abdón Reyes, que solito generaba peligro (tres opciones muy claras en los primeros 10 minutos), el resto estaba desenchufado, entregando —de manera increíble— pelotas al rival, con exceso de nerviosismo e inseguridad, con lineas desconectadas una de la otra, y con esa clase de temores no es posible jugar bien al fútbol.

Uruguay se adueñó del partido, no hizo gran cosa en ataque, pero el gol de Bueno a los 19 minutos —cabeceando en medio de dos zagueros nacionales—, avisó lo que se venía.

Botero —el héroe del sábado— tuvo en su pies el tercero que pudo ser el definitivo, pero erró en la definición después de que el arquero le regaló el esférico.

Los “charrúas” insistieron, con la pelota y el dominio de su lado, hicieron que el gol del empate se cayera de maduro, hasta que Abreu cabeceó a los 43" ante una mala salida de Arias, y puso el 2-2 definitivo.

Este tipo de empates son los que más duelen y los que menos se entienden. Pero en este caso la explicación está clara: Bolivia no supo valorar el oro que tenía entre sus manos y lo rifó, lo que a la larga le va a costar muy caro.

Tres empates

Van tres partidos en La Paz, los correspondientes a las eliminatorias de Corea del Sur/Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, que Uruguay consigue empatarle a Bolivia. La diferencia con el cotejo de ayer, que acabó 2-2, es que en los dos anteriores el resultado fue cero a cero.

EL ÁRBITRO

BIEN

Héctor Baldassi no tuvo grandes defectos; por el contrario, siempre dirigió de cerca y, por ende, con acierto. ¿Hubo penal a Martins? En la única jugada polémica del partido, el referí estaba en buena posición y consideró que no. No exageró en las pocas tarjetas amarillas que sacó. Hay que anotar también que fue un partido tranquilo.

La figura

ABDÓN REYES

Fue el único jugador con decisión plena para ir al frente, el único convencido de sus condiciones individuales, y por eso le sacó el jugo a su habilidad y también a su velocidad. El público disfrutó con su accionar y los uruguayos no tuvieron manera de frenarlo. La parte mala es que sus incursiones fueron solitarias.

SÍntesis

Bolivia 2

Carlos Arias

Christian Vargas

Ronald Rivero

Ronald Raldes

Abdón Reyes

Ronald García

Wálter Flores

Jaime Robles

Joselito Vaca

(19"ST Didí Torrico)

Joaquín Botero

(26"ST Pablo Escobar)

Marcelo Martins

(44"ST Enrique Parada)

DT: Erwin Sánchez

Uruguay 2

Juan Castillo

Bruno Silva

Diego Lugano

Andrés Scotti

Martín Cáceres

Álvaro González

(10"ST Maximiliano Pereira)

Wálter Gargano

Diego Arismendi

Cristian Rodríguez

(25"ST Sebastián Abreu)

Vicente Sánchez

Carlos Bueno

DT: Óscar Tabárez

Goles Min. Autor

1-0 15"PT Martins (B)

2-0 42"PT Martins (B)

2-1 19"ST Bueno (U)

2-2 43"ST Abreu (U)

Estadio: Hernando Siles

Recaudación: Bs 1.028.805

Público: 14.054 entradas vendidas, 661 “combos”, 3.059 abonos y 3.301 libres

Árbitro: Héctor Baldassi (ARG)

Asistentes: Ricardo Casas y Francisco Rocchio

Uno X uno

(1) Carlos Arias: Tuvo un par de notables atajadas. Pero gran parte de responsabilidad es suya en los goles en contra.

(13) Christian Vargas: No se proyectó casi nunca, jugó más preocupado en la marca.

(16) Ronald Raldes: Fue el más solvente y tranquilo en la zaga, pero en los dos goles de los uruguayos quedó mal parado.

(5) Ronald Rivero: Tuvo una mala tarde, muy nervioso e impreciso.

(4) Abdón Reyes: La figura del partido, se escapó las veces que quiso por su banda.

(8) Ronald García: Un buen centro suyo originó el segundo tanto de Bolivia, nada más.

(6) Wálter Flores: Una tarea desapercibida y floja.

(15) Jaime Robles: En el primer tiempo apretó y tuvo buena visión. En el segundo fue impreciso.

(10) Joselito Vaca: Agarró la pelota, pero no encontró espacios para distribuirla.

(9) Joaquín Botero: Si ante Perú fue la figura del partido, ayer fue como si no estuviera en la cancha.

(18) Marcelo Martins: Fue la otra figura. Definió de gran manera para el primer gol y en el segundo estuvo donde un delantero debe estar.

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